Basándonos en estudios científicos, ofrecemos varios factores a tener en cuenta a la hora de diseñar una estrategia de pausas intencionadas en el trabajo, cuyos elementos influyen en la eficacia del descanso para favorecer la recuperación de la energía y el bienestar diarios. A medida que los leas, piensa en cómo podrías dar forma y perfeccionar tu propia estrategia de pausas.
¿Quién manda?
En pocas palabras, ¿quién decide cuándo, dónde y cómo hacer una pausa? ¿Tienes poder de decisión o es tu empleador quien programa e incluso impone legalmente tus descansos (por ejemplo, descansos regulados y cronometrados para comer)? Muchas organizaciones programan comidas de negocios o actividades de trabajo en equipo durante el almuerzo que pueden no ser propicias para la recuperación. Cuanta más voluntad tengas, más eficaces serán tus pausas, siempre que seas consciente de cuándo las necesitas (dada la paradoja de la recuperación). Por supuesto, puede haber casos en los que se solapen, como cuando los empleados deciden trabajar durante la pausa del almuerzo.
Considera la posibilidad de pausas breves frecuentes
Las investigaciones sugieren que, en general, los empleados tienden a tomarse unos 15 minutos para una pausa cuando eligen su propio horario de descansos. Las investigaciones tienden a demostrar que hacer pausas más largas (por ejemplo, para comer) o pausas cortas frecuentes (por ejemplo, varias de 10 minutos) es más beneficioso para la recuperación física y mental. Esto significa que, cuando tengas poco tiempo, por ejemplo, en días con reuniones consecutivas, intenta hacer varias micropausas de sólo 10 minutos. Puedes terminar estratégicamente las reuniones 10 minutos antes (¡y los asistentes te lo agradecerán!) o incluir un bloque de 10 minutos entre reuniones para asegurarte de que descansas adecuadamente. Sin embargo, la eficacia de tus pausas para recuperarte depende de factores como tu nivel de estrés lo que hagas -o dejes de hacer- en tus descansos.
¿Cómo pasas tus descansos?
Es comprensible que algunos días sólo tengas tiempo para una pausa de cinco minutos, si tienes suerte. Otros días puedes hacer una más larga. En cualquier caso, puedes optimizar tu energía y tu recuperación si aprovechas bien el tiempo de descanso. Independientemente de la actividad que realices durante la pausa, la recuperación de la energía depende de la experiencia de recuperación concreta que subyace a la actividad. He aquí cinco experiencias que han demostrado ser las más eficaces:
1. Desconectar mentalmente del trabajo
Durante algunas pausas, puedes charlar con los compañeros, y en otras, evitar cualquier interacción y recargarte escuchando tu podcast favorito. Sea cual sea la actividad, asegúrate de que te alejas mentalmente del trabajo para darle un respiro a tu cerebro. Esta experiencia, denominada “desapego psicológico“, es una estrategia clave que puedes incorporar a tu plan de descanso. Una forma de desconectar mentalmente es echarse una siesta rápida, ya que incluso una siesta corta de 15 minutos puede estimular la recuperación. Esto puede ser especialmente importante para los trabajadores por turnos, que suelen sufrir privación de sueño y un menor bienestar y rendimiento.