Share
Facebook Facebook icon Twitter Twitter icon LinkedIn LinkedIn icon Email

Energy

Las economías emergentes: nuevas fronteras de la transición energética

Published October 14, 2025 in Energy • 14 min read

Brasil, India y Nigeria, entre otros, representan tanto oportunidades como retos para las empresas en un panorama energético en rápida transformación. Para aprovechar estos mercados en expansión, las compañías deben adaptar sus estrategias, señala Roberto Bocca

La transición energética ya no consiste únicamente en cumplir objetivos climáticos: se ha convertido en una de las fuerzas que están redefiniendo el poder económico, la estrategia empresarial y la alineación geopolítica. Aunque el debate público suele centrarse en las metas de cero emisiones y en las vías de descarbonización, la realidad es más compleja y con mayores implicaciones. Tras bambalinas, la energía emerge como palanca estratégica de la reinvención industrial y de la ventaja geopolítica. Para los líderes empresariales, comprender este cambio profundo es hoy esencial.

A medida que los países se preparan para un futuro energético más fragmentado y volátil, la transición da paso a una nueva era de posicionamiento económico. Las naciones están rediseñando sus mapas industriales en torno a los recursos energéticos, las cadenas de suministro y la infraestructura digital. No se trata solo de sustituir combustibles fósiles por renovables, sino de una reconfiguración fundamental de los sistemas económicos y de una redefinición de la influencia estratégica.

La dinámica geopolítica ha acelerado este proceso. Las tensiones en regiones clave productoras de energía, las fracturas del comercio mundial y la competencia creciente por recursos críticos han puesto de relieve importantes vulnerabilidades. En respuesta, los países se mueven con rapidez para asegurar minerales estratégicos, relocalizar la producción de tecnologías limpias y reforzar su autonomía tecnológica.

La energía se ha convertido en un activo competitivo. Para muchas empresas, la estrategia energética es ya, en sí misma, estrategia empresarial. La capacidad de acceder a la energía, gestionarla e innovar en torno a ella se ha transformado en un factor decisivo tanto para la competitividad de los países como para el rendimiento corporativo.

El informe Fostering Effective Energy Transition 2025 del Foro Económico Mundial, que incluye el Índice de Transición Energética (ETI), analiza este panorama en evolución y subraya tres prioridades sistémicas emergentes:

  1. Redefinir la seguridad energética. Las nociones tradicionales centradas únicamente en la diversidad de suministro ya no bastan. Hoy, la seguridad incluye la resiliencia de la red, el acceso a minerales críticos, la eficiencia energética y la protección frente a riesgos crecientes para la infraestructura digital.
  2. Invertir donde más importa. Es urgente corregir el desequilibrio global de capital. Sin mecanismos financieros sólidos y marcos políticos favorables —especialmente en los mercados emergentes— los objetivos de transición, tanto nacionales como internacionales, seguirán fuera de alcance.
  3. Superar la infraestructura como cuello de botella. El obstáculo principal ya no es la tecnología, sino su implementación. La capacidad de la red, la agilización de los permisos y la preparación de la mano de obra se han convertido en factores determinantes —y, a menudo, en barreras— para el progreso.

Las economías emergentes a la vanguardia

Para anticipar el rumbo de la transición energética conviene mirar hacia la fuente del crecimiento y la influencia futuros: las economías emergentes. Con poblaciones en expansión, abundantes recursos naturales y una base manufacturera competitiva en costes, estas naciones están llamadas a convertirse en protagonistas de la demanda energética mundial.

No obstante, la inversión real dista mucho de ese potencial. Aunque se prevé que los mercados emergentes concentren el 80% del crecimiento de la demanda energética en los próximos veinte años, hoy reciben menos del 15% de la inversión global en energías limpias, reflejo de un flujo de capital profundamente desigual. Superar este desequilibrio exige un cambio de mentalidad: las economías emergentes no son actores periféricos, sino piezas clave para el éxito de la transición, y cada vez marcan con mayor decisión su propio camino.

No es una transición, sino muchas

Hablar de una única transición energética no refleja la verdadera complejidad del proceso. Lo que estamos viviendo son múltiples transiciones, cada una marcada por el contexto local, las prioridades políticas, la base industrial y las expectativas sociales.

Algunos países apuestan con fuerza por la electrificación y las renovables, mientras que otros exploran caminos distintos, pero igualmente válidos. Brasil, por ejemplo, ha capitalizado décadas de inversión en biocombustibles e hidroeléctrica, hasta el punto de que las energías renovables cubren hoy casi el 45% de su demanda primaria. En la India, programas de sustitución de bombillas y licitaciones masivas elevaron en apenas cuatro años la cuota de mercado de la iluminación LED del 10–15% al 75%. China, por su parte, ha invertido entre 4.000 y 6.000 millones de dólares anuales en I+D en energías limpias, impulsando una industria solar que no solo lidera en capacidad instalada, sino que también marca el ritmo tecnológico mundial.

Estos casos demuestran que las estrategias de energía limpia deben adaptarse a los recursos naturales, la fase de desarrollo y las prioridades de cada economía. En ciertos contextos, las soluciones distribuidas son más eficaces que los sistemas centralizados; en otros, la descarbonización de la industria pesada o del transporte resulta prioritaria. Los caminos son diversos, pero la ambición es común: construir sistemas energéticos más limpios, justos, seguros y alineados con un crecimiento económico sostenible. Reconocer y apoyar esta diversidad será decisivo para lograr avances a escala global.

Como muestran los ejemplos anteriores, la energía se ha convertido en una variable estratégica que impacta en todo, desde la confianza de los inversores hasta la resiliencia de las cadenas de suministro. Aquellos países y empresas que actúen con rapidez podrán definir la próxima generación de liderazgo económico, transformando la volatilidad en resiliencia, la fragmentación en colaboración y la incertidumbre en claridad estratégica. Para las economías emergentes, este es un momento de oportunidad que, si se aprovecha, puede redefinir su papel en la economía mundial durante las próximas décadas.

Mercados emergentes: catalizadores del futuro de la energía

A pesar de las limitaciones de capital, varios mercados emergentes se están consolidando como actores destacados en innovación energética y están desarrollando enfoques propios de transición. No solo amplían su capacidad renovable, sino que también destinan recursos a infraestructuras de última generación, soluciones industriales sostenibles y ecosistemas tecnológicos con creciente competitividad.

Brasil: innovando con biocombustibles e infraestructura digital sostenible

Brasil ha sido históricamente pionero en bioenergía y aspira ahora a consolidarse como líder en biocombustibles de última generación. El país ha puesto en marcha la mayor planta de etanol celulósico del mundo y está desarrollando tecnologías capaces de sustituir por completo al diésel fósil. Paralelamente, Río de Janeiro ha inaugurado AI City, un centro de datos de 1,5 GW que emplea refrigeración sin agua y compensa su consumo energético gracias al sólido suministro hidroeléctrico nacional. Se trata de un modelo emergente de iinfraestructura digital sostenible.

China: escala, resiliencia e innovación constante

En 2024, la energía limpia representó más del 10% del producto interior bruto de China, superando al sector inmobiliario y la agricultura. Pese al incremento de las barreras comerciales en Europa y Norteamérica, los fabricantes chinos de vehículos eléctricos reorientaron con rapidez sus exportaciones hacia mercados como México, Brasil y los Emiratos Árabes Unidos. El apoyo gubernamental, la intensa competencia interna y la creciente demanda doméstica impulsaron un aumento de un tercio en la producción de vehículos eléctricos, que ya suponen el 41% de las ventas de automóviles nuevos. La innovación mantiene un ritmo acelerado: la última batería desarrollada por BYD permite recorrer 400 kilómetros con solo cinco minutos de carga.

India: Transición energética con crecimiento inclusivo

India está aumentando su incrementando su capacidad renovable a un ritmo más rápido que la mayoría de las grandes economías. En los últimos cinco años, las instalaciones eólicas y solares casi se han duplicado. Para alcanzar su meta de cero emisiones netas en 2070, el país impulsa el desarrollo del almacenamiento en baterías, la creación de clústeres industriales de hidrógeno verde y la modernización de su infraestructura de transmisión. Al mismo tiempo, apuesta por un crecimiento inclusivo mediante la ampliación del acceso a la red eléctrica, la mejora de la eficiencia energética y la estabilización de un mix dominado por el carbón, en un contexto en el que se prevé que la demanda aumente un 35% para 2030.

Sudeste asiático: De los recursos a la integración regional

La región alberga un enorme potencial renovable y reservas minerales estratégicas como níquel, cobre y elementos de tierras raras. Con un marco regulatorio adecuado y flujos sostenidos de inversión, la región podría cubrir hasta dos tercios de sus necesidades eléctricas con energías renovables para 2050. La integración energética regional también progresa: la ASEAN ha reactivado el proyecto de interconexión eléctrica y, en paralelo, Malasia e Indonesia han retomado una iniciativa transfronteriza que llevaba años paralizada.

Nigeria: renovables y reformas para un nuevo liderazgo energético

Nigeria avanza con pasos firmes hacia convertirse en un centro regional de energía limpia. En el Índice de Transición Energética (ETI) ha escalado del puesto 109 en 2016 al 61 en la edición de este año, reflejo de mejoras significativas en capacidad de inversión, desarrollo de infraestructuras y reformas regulatorias. En 2024, añadió entre 63,5 MW y 73 MW de nueva capacidad solar, elevando su potencia solar instalada acumulada a cerca de 386 MW y situándose entre los principales países de África en incorporación de energía fotovoltaica.

Ejemplo destacado: Brasil está desarrollando una amplia gama de opciones energéticas, como la solar, la hidroeléctrica y los biocombustibles. Imagen: Shutterstock

Cuatro vías para convertir la transición energética en ventaja estratégica

Para las empresas y los inversores, la transición energética no debe entenderse solo como una cuestión de cumplimiento normativo o de adquisiciones, sino como una fuente de ventaja competitiva a largo plazo. Aprovecharla requiere comprender la magnitud de la transformación en curso y alinear las estrategias corporativas con la realidad de transiciones diversas, tecnologías en rápida evolución y una dinámica de mercado cada vez más compleja. A continuación, se destacan cuatro acciones clave que los líderes empresariales pueden emprender:

1. Replantearse los mercados en crecimiento

Las economías emergentes están liderando la innovación energética, impulsando reformas políticas pioneras y definiendo nuevas estrategias industriales. Mercados como China, India, Brasil y diversas economías del sudeste asiático encabezan el despliegue de energías limpias, la modernización de redes digitales y el desarrollo de soluciones sectoriales como el hidrógeno verde o los biocombustibles avanzados.

Estos países no solo están construyendo las trayectorias tecnológicas del futuro, sino que también ejercerán una influencia creciente sobre las normas internacionales, las cadenas de suministro y los flujos de capital. Para las empresas, esto abre la oportunidad de actualizar sus modelos de riesgo y de generación de valor: los mercados en crecimiento no son únicamente fuentes de demanda, sino espacios donde se está forjando una parte esencial del futuro energético y económico.

2. Cerrar la brecha de capital

El déficit anual de inversión en energía limpia asciende a 2,2 billones de dólares y representa el mayor obstáculo para una transición energética viable en los mercados emergentes. Más que una necesidad de financiación se trata de una oportunidad de negocio sin precedentes.

Solo el sudeste asiático podría generar 300.000 millones de dólares en ingresos verdes en los próximos cinco años y crear hasta 5,8 millones de empleos para 2050. El Índice de Transición Energética 2025 también señala regiones con dinámicas prometedoras, como Mozambique, que empieza a posicionarse como nuevo actor energético gracias a la combinación de reformas regulatorias, desarrollo de infraestructuras y una asignación de capital estratégica. China, por su parte, se mantiene a la cabeza de la innovación y la inversión, con más de 818.000 millones de dólares aportados a la inversión global en 2024, además de liderar en nuevas capacidades renovables y proyectos nucleares.

Para cerrar la brecha de capital, las empresas y los inversores deben incorporar de manera sistemática herramientas como la reducción de riesgos, la financiación combinada, los bonos verdes soberanos o las plataformas público-privadas. Quienes entren temprano en este terreno estarán en posición de moldear los mercados, asegurar ventajas estratégicas y abrir nuevas fuentes de valor.

3. Desarrollar la capacidad y el liderazgo locales

La transición energética no solo depende de la tecnología, sino también de las personas, las instituciones y las soluciones adaptadas al contexto local. Para avanzar, es necesario priorizar la inversión en el desarrollo de la mano de obra y en alianzas institucionales sólidas. Las colaboraciones entre empresas y universidades, organismos públicos o gobiernos locales son esenciales para probar nuevos modelos, impulsar la I+D y generar confianza en las comunidades. De forma paralela, cada vez más compañías trabajan con las administraciones para agilizar los procesos de permisos, estandarizar la adquisición de energía limpia y reducir el riesgo de las inversiones en bajas emisiones de carbono. Estas asociaciones garantizan que las soluciones sean escalables, socialmente aceptadas y pertinentes a nivel local.

El desarrollo de competencias es igualmente crucial para cerrar la brecha de talento en el sector energético.. El informe del Índice de Transición Energética revela que los países con mejores resultados, como Finlandia, Alemania y China, están ampliando la formación profesional y la educación técnica en consonancia con las industrias de tecnologías limpias. La India cuenta con un programa que está preparando a una nueva generación de técnicos de redes eléctricas y emprendedores energéticos, creando capacidad y acceso inclusivo a puestos de trabajo en el sector de la energía limpia. La lección es clara: el capital humano es también capital de transición..

4. Gestionar el riesgo con flexibilidad

Los mercados emergentes son heterogéneos y presentan desafíos significativos, desde la obtención de permisos hasta los cambios de política. Sin embargo, también concentran el mayor potencial de crecimiento. Las empresas que aborden estos entornos con agilidad y visión a largo plazo podrán convertir la complejidad en una ventaja competitiva.

La experiencia de distintas regiones muestra que el éxito depende de estrategias adaptativas ancladas en la realidad local. Esto implica reconocer oportunidades subnacionales, aprovechar fortalezas industriales específicas y fomentar la colaboración entre el sector público y privado.

India ofrece un ejemplo ilustrativo: ha alineado su transición energética con las capacidades regionales, priorizando la formación profesional y programas de desarrollo laboral en sectores clave. Iniciativas como el Programa de Desarrollo de Competencias Suryamitra, implementado en los estados con mayor potencial solar, ayudan a crear canteras de talento local que se alinean con los clústeres de fabricación y despliegue de energía solar.

Del mismo modo, los Emiratos Árabes Unidos han adoptado un enfoque de participación a varios niveles, trabajando a nivel federal y emiratí para alinear los objetivos de energía limpia a largo plazo con el desarrollo regional. Iniciativas como Masdar City y la Estrategia de Energía Limpia de Dubái 2050 reflejan cómo la planificación local específica y la colaboración público-privada son fundamentales para las ambiciones energéticas del país. El reto no consiste en evitar el riesgo, sino en gestionarlo de forma consciente, reconociendo que las tolerancias y las oportunidades varían según el contexto y los actores implicados.

Desbloqueando la siguiente fase de la competitividad global

El Índice de Transición Energética 2025 confirma lo que muchas empresas con visión de futuro ya perciben: el impulso de la transición energética está cambiando, tanto en lo geográfico como en lo estratégico. Países como China, India, Brasil o Letonia están estableciendo marcos de innovación, equidad e infraestructura que marcarán la competitividad mundial en los próximos años.

Las economías emergentes no se limitan a replicar modelos ajenos; están creando sus propios enfoques, aprendiendo de los aciertos y fracasos de otros y demostrando que no existe una única transición energética, sino múltiples trayectorias, cada una determinada por fortalezas nacionales, prioridades industriales y contextos específicos. Estos modelos locales se convierten en fuentes de conocimiento estratégico y en guías prácticas sobre cómo avanzar en escenarios diversos

Las empresas e inversores mejor preparados para el futuro serán aquellos que alineen capital, talento y tecnología con estos sistemas en transformación. Construir este futuro exige humildad, colaboración y disposición para aprender de la diversidad de experiencias globales.

Las transiciones más exitosas, ya sea en economías emergentes o avanzadas, comparten ciertas características: objetivos nacionales claros, marcos políticos estables y favorables, una profunda colaboración entre el sector público y el privado, y una financiación innovadora que reduce el riesgo de la inversión y acelera la ejecución. Estos factores se convierten en activos competitivos que permiten atraer capital, retener talento y consolidar cadenas de valor industriales a largo plazo.

Para las empresas globales, esto representa una oportunidad estratégica sin precedentes. Si antes operar en múltiples geografías era una cuestión de escala, ahora lo es de sinergias: conectar distintos sistemas energéticos, impulsar la inversión transfronteriza y contribuir a configurar la nueva economía energética desde sus cimientos.

El futuro de la energía será descentralizado, digitalizado y profundamente estratégico. Estamos ante una transformación radical de los sistemas económicos e industriales. En este entorno dinámico, la resiliencia no vendrá de mantener estructuras heredadas, sino de la capacidad de navegar transiciones complejas con agilidad y de tener la visión necesaria para liderarlas. Esta transformación ya no es opcional: constituye la base del crecimiento futuro, del liderazgo industrial y de la relevancia nacional.

Author

Roberto Bocca

Director del Centro de Energía y Materiales del Foro Económico Mundial

Roberto Bocca es director del Centro de Energía y Materiales del Foro Económico Mundial y miembro de su comité ejecutivo. Se incorporó al Foro en 2009 tras una trayectoria de 14 años en BP, donde ocupó diversos puestos de responsabilidad, entre ellos el de director de Mercados de Consumo Emergentes en BP Alternative Energy.

Related

Learn Brain Circuits

Join us for daily exercises focusing on issues from team building to developing an actionable sustainability plan to personal development. Go on - they only take five minutes.
 
Read more 

Explore Leadership

What makes a great leader? Do you need charisma? How do you inspire your team? Our experts offer actionable insights through first-person narratives, behind-the-scenes interviews and The Help Desk.
 
Read more

Join Membership

Log in here to join in the conversation with the I by IMD community. Your subscription grants you access to the quarterly magazine plus daily articles, videos, podcasts and learning exercises.
 
Sign up
X

Log in or register to enjoy the full experience

Explore first person business intelligence from top minds curated for a global executive audience