
The new limits of growth
In the final article of our series, we explore how businesses face hard planetary and geopolitical limits that make the “business as usual” growth model untenable as climate shocks, biodiversity loss, and...

by Julia Binder, Manuel Braun Published May 14, 2025 in Geopolitics and Circularity • 12 min read
Este artículo es el último de una serie de cinco partes que examina la creciente importancia de la circularidad en un mundo cada vez más fragmentado.
El riesgo hídrico, los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento de los costes de los seguros y la presión sobre los recursos han dejado de ser hipótesis de futuro para convertirse en desafíos inmediatos. Según Munich Re, la mayor reaseguradora del mundo, los desastres climáticos alcanzaron un coste récord de 320.000 millones de dólares en 2024, de los cuales el 93 % se debió a catástrofes meteorológicas. Solo en Estados Unidos, los huracanes Helene y Milton provocaron pérdidas millonarias. S&P Global advierte que, sin medidas de adaptación, los riesgos físicos podrían costar a las empresas entre un 3 % y un 28 % del valor de sus activos reales cada año durante la década de 2050. No se trata de una simple presión sobre márgenes: es una cuestión existencial.
El informe anual del Foro Económico Mundial sobre riesgos globales muestra la misma conclusión. En 2024, los líderes empresariales situaron los fenómenos meteorológicos extremos, la pérdida de biodiversidad y la escasez de recursos naturales como las mayores amenazas para la próxima década, por encima de los conflictos armados entre Estados o de la polarización social. El modelo extractivo basado en el crecimiento perpetuo choca con los límites geopolíticos y, sobre todo, con los límites naturales del planeta.
Las cifras lo ilustran con claridad. Sequías que reducen cosechas en California y Brasil, caudales bajos en ríos como el Rin o el Misisipi que paralizan el transporte, escasez de minerales raros que frena la fabricación tecnológica o la creciente presión social contra modelos de “extraer y salir”. La ciencia confirma que vivimos por encima de nuestras posibilidades: seis de los nueve límites planetarios ya han sido superados, lo que significa operar más allá de los márgenes seguros para la estabilidad de la Tierra. Solo las pérdidas de biodiversidad suponen un coste anual estimado de hasta 25 billones de dólares, según la IPBES.

Desde el año 2000, los daños relacionados con el clima superan los 3,6 billones de dólares, el doble que hace dos décadas. Al mismo tiempo, las subvenciones a los combustibles fósiles ascienden a 7 billones de dólares al año —equivalentes al 7 % del PIB mundial—, una cifra superior a la inversión anual necesaria para alcanzar el cero neto a escala global, estimada entre 3,1 y 5,8 billones hasta 2050.
Mientras tanto, la restauración integrada podría generar hasta 10 billones de dólares en nuevas oportunidades de negocio y 395 millones de empleos de aquí a 2030, según el Foro Económico Mundial. El Carbon Disclosure Project (CDP) advierte que el estrés hídrico amenaza 300.000 millones de dólares en valor corporativo, aunque las medidas para mitigarlo requerirían solo una fracción de esa cifra.
Para los líderes empresariales, estos no son riesgos lejanos, sino costes que ya están integrados en las operaciones, las primas de seguros, el acceso al capital y las expectativas de los inversores. En algunas regiones de alto riesgo, las aseguradoras se están retirando por completo, dejando instalaciones imposibles de asegurar. Sin cobertura, resulta más difícil conseguir contratos, la financiación se agota y el valor de los activos se desploma. El riesgo asociado a la naturaleza se está convirtiendo rápidamente en un factor determinante en el coste del capital, las auditorías y las decisiones de fusiones y adquisiciones.

“Los líderes que vemos prosperar en este momento son aquellos que tienen el coraje de actuar antes de que la presión llegue al punto de quiebre.”
Ante este escenario, el liderazgo corporativo tiene un papel crucial. Las empresas que prosperan hoy son aquellas que actúan antes de que la presión alcance un punto crítico. Han entendido que la próxima era de crecimiento no pasa por exprimir al máximo los recursos restantes, sino por crear valor dentro de los límites reales del sistema. Esto implica invertir en sistemas de economía circular, mantener los materiales en uso y adoptar modelos regenerativos que reconstruyan el capital natural. El crecimiento del futuro debe ir más allá de la rentabilidad inmediata: debe ser resiliente y tener a la naturaleza en el centro de la creación de valor.
Este cambio ya está en marcha. Algunas compañías pioneras superan los compromisos de cero emisiones netas y están fijando objetivos científicos para la naturaleza, incorporando la biodiversidad, la gestión del agua y el uso del suelo en sus estrategias. El grupo de lujo Kering, por ejemplo, ha desarrollado un estado de resultados medioambiental para orientar mejor sus decisiones internas y ha adoptado objetivos basados en la ciencia para el agua dulce y la tierra (véase SBTN).
También emergen soluciones innovadoras. The Landbanking Group ha creado una plataforma que mide y sigue el valor del capital natural a lo largo del tiempo, permitiendo tratar las prácticas regenerativas como activos invertibles. Su sistema traduce la salud del suelo, la biodiversidad y la captura de carbono al mismo lenguaje que los resultados financieros, abriendo la puerta a que bancos, aseguradoras e inversores valoren la restauración de ecosistemas junto a los activos tradicionales.
El argumento empresarial para las soluciones basadas en la naturaleza es claro: reducen el riesgo, abren nuevas fuentes de ingresos y estabilizan costes a largo plazo. La restauración de manglares en zonas costeras puede disminuir hasta en 65.000 millones de dólares anuales los daños por tormentas, a la vez que genera créditos de carbono azul comercializables. La agricultura regenerativa puede aumentar los rendimientos entre un 5 % y un 25 % a largo plazo, protegiendo frente a la volatilidad de los fertilizantes y de las condiciones climáticas extremas. La restauración de humedales, por su parte, puede reducir en millones de dólares al año los costes de tratamiento de aguas industriales. No son gastos prescindibles, sino inversiones estratégicas, de alto rendimiento y baja volatilidad, que integran los servicios de la naturaleza en el corazón del modelo de negocio.

From linear to circular - unlock sustainable business opportunities
Este nuevo modelo de crecimiento también exige una colaboración sin precedentes.
El cambio en las normas contables y de divulgación a nivel mundial —desde el marco de sostenibilidad del ISSB hasta el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con la Naturaleza (TNFD)— está acelerando esta integración. A medida que el capital natural se reconoce cada vez más como un activo medible y declarable, la lógica de la inversión se transforma. Proyectos que antes se descartaban por su bajo rendimiento a corto plazo resultan ahora viables al incorporar en los cálculos las pérdidas evitadas y los ingresos derivados de los ecosistemas. Los inversores ya recompensan a las empresas positivas para la naturaleza con condiciones de financiación preferentes, mientras que aseguradoras y prestamistas comienzan a incluir la salud de los ecosistemas en sus modelos de riesgo.
Este nuevo modelo de crecimiento también exige una colaboración sin precedentes. La iniciativa ChemCycling de BASF es un ejemplo ilustrativo de liderazgo sistémico en acción. En lugar de abordar los residuos plásticos de manera aislada, BASF convocó a una coalición de empresas de gestión de residuos, recicladores, fabricantes de envases e incluso marcas de automóviles. El resultado fue un ecosistema intersectorial capaz de transformar plásticos de difícil reciclaje en nuevas materias primas químicas.
Al compartir datos, riesgos y tecnología a lo largo de la cadena de valor, estas compañías no solo fortalecen su propia resiliencia, sino que impulsan la economía circular a gran escala, establecen nuevos estándares industriales y preparan sistemas de suministro completos frente a regulaciones más estrictas y a la volatilidad de los recursos. Así es como los líderes empresariales construyen resiliencia hoy: no actuando de forma aislada, sino orquestando redes más sólidas que la suma de sus partes.
Los ejecutivos que adoptan este enfoque no solo se protegen frente al riesgo. También están redefiniendo las reglas de la creación de valor, desbloqueando nuevas fuentes de innovación, generando confianza entre sus grupos de interés y construyendo una resiliencia que trasciende sectores y geografías. Al posicionarse como gestores dentro de ecosistemas empresariales y reconocer los límites estrictos del planeta, garantizan su licencia para innovar de forma ambiciosa y alineada con las nuevas realidades globales.
Considerar la naturaleza como un activo en un nuevo paradigma de crecimiento será una parte importante de la solución.
Un reto central será liberar todo el potencial de las soluciones basadas en la naturaleza, ya sea para reforzar la resiliencia de las cadenas de suministro o para fortalecer la resiliencia climática en entornos urbanos. Hasta ahora, la magnitud de la dependencia de la economía respecto a la naturaleza ha sido sistemáticamente subestimada. Considerarla un activo en el nuevo paradigma de crecimiento será una parte esencial de la solución.
El crecimiento no ha terminado. Pero su naturaleza, y el valor necesario para liderarlo, sí han cambiado. El futuro del crecimiento no se medirá únicamente en beneficios o escala, sino en la capacidad de regenerar los ecosistemas, mantener los recursos en juego y crear valor compartido para empresas y sociedad. Se trata de crecer restaurando, reponiendo y fortaleciendo los sistemas de los que dependemos. El futuro pertenecerá a quienes tengan la audacia de construir este nuevo modelo de crecimiento —innovador, resiliente y regenerativo— dentro de los límites que hoy marca el planeta.

El antiguo orden económico, basado en la extracción ilimitada, la mano de obra barata y el crecimiento sin restricciones, se resquebraja bajo el peso de sus propias contradicciones. Las guerras por los recursos, las cadenas de suministro fracturadas y los crecientes costes del colapso climático y de la pérdida de biodiversidad evidencian que las reglas han cambiado. Los límites son reales, los costes aumentan y el manual de estrategias habituales ya no sirve.
En todos los sectores, los líderes se enfrentan a la misma cuestión fundamental: en un mundo donde la naturaleza, la geopolítica y la economía convergen, ¿cómo crear valor duradero? La respuesta, como hemos sostenido a lo largo de esta serie, no es una eficiencia incremental, sino un cambio estratégico profundo hacia la economía circular: una nueva lógica económica que mantiene los recursos en juego regenera los sistemas que nos sostienen y reescribe las reglas de la competitividad para las próximas décadas.
A lo largo de cinco artículos hemos analizado las fuerzas convergentes que están remodelando los cimientos del comercio mundial: el fin de la globalización sin fricciones, la intensificación de la lucha por los recursos, el colapso de la era de “todo barato”, la batalla por la soberanía tecnológica y la aparición de límites planetarios estrictos. No son perturbaciones coyunturales, sino cambios estructurales que redefinen qué se necesita para competir y crecer.
Las preguntas que ocupan hoy a los consejos de administración son ineludibles: ¿cómo asegurar los materiales de los que depende el negocio cuando las cadenas de suministro globales se fragmentan? ¿Cómo mantener la competitividad cuando los costes de los insumos y las primas de seguros escalan al ritmo de la volatilidad climática? ¿Cómo seguir innovando cuando las tensiones geopolíticas limitan el acceso al talento, la tecnología y los mercados? ¿Cómo asociarse eficazmente para integrarse en nuevos ecosistemas ganadores?
La circularidad responde al desafío central de nuestro tiempo: cómo crecer cuando tanto el espacio geopolítico como los límites planetarios se están
estrechando.
La economía circular ofrece las respuestas. Permite transformar la fragilidad de las cadenas de suministro en resiliencia, recuperando y reutilizando materiales críticos en lugar de depender de mercados globales volátiles. Protege los márgenes en un contexto donde la era de “todo barato” ha terminado, diseñando productos para múltiples ciclos de vida y abriendo mercados secundarios. Garantiza soberanía tecnológica mediante la recuperación de componentes estratégicos, desde tierras raras hasta chips, reduciendo la exposición a guerras de ofertas en mercados tensionados. Y facilita navegar por los nuevos límites del crecimiento al tratar la naturaleza como un activo empresarial esencial, regenerando los ecosistemas de los que depende la actividad económica y alineando el éxito empresarial con la capacidad del planeta para sostenerlo.
Los líderes que avanzan son quienes actúan antes de que la presión se vuelva existencial. La recuperación en circuito cerrado de materiales en Apple refuerza su posición frente a la escasez de minerales críticos. El ecosistema intersectorial ChemCycling de BASF redefine la resiliencia industrial. La estrategia de IKEA de recompra, renovación y arrendamiento anticipa un futuro de recursos limitados y cambios en los valores de consumo. No son historias inspiradoras al margen de la competitividad, sino estrategias diseñadas para prosperar en un nuevo contexto de poder y escasez.
La economía circular responde al reto central de nuestro tiempo: cómo crecer cuando tanto el espacio geopolítico como los límites planetarios se estrechan. El juego ha cambiado. La economía circular es la forma de jugar para ganar.

Professor of Sustainable innovation and Business Transformation at IMD
Julia Binder, Professor of Sustainable Innovation and Business Transformation, is a renowned thought leader recognized on the 2022 Thinkers50 Radar list for her work at the intersection of sustainability and innovation. As Director of IMD’s Center for Sustainable and Inclusive Business, Binder is dedicated to leveraging IMD’s diverse expertise on sustainability topics to guide business leaders in discovering innovative solutions to contemporary challenges. At IMD, Binder serves as Program Director for Creating Value in the Circular Economy and teaches in key open programs including the Advanced Management Program (AMP), Transition to Business Leadership (TBL), TransformTech (TT), and Leading Sustainable Business Transformation (LSBT). She is involved in the school’s EMBA and MBA programs, and contributes to IMD’s custom programs, crafting transformative learning journeys for clients globally.

Entrepreneur & Author
Manuel Braun is a leading expert in the domain of sustainability and resource productivity. After eight years at McKinsey, he played a leading role in building up Systemiq Ltd, a global think tank focused on sustainable systems change. He co-authored the book The Circular Business Revolution and is a lecturer in the Creating Value in the Circular Economy course at IMD. He partners with pioneering companies, investors and entrepreneurs to drive change at the interface of sustainability and innovation. Manuel holds a PhD from the Technical University of Munich and is a nature enthusiast in the professional realm and beyond.

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