Mostafa Terrab, director general y presidente del Consejo de Administración del grupo marroquí de fertilizantes OCP, explica al Presidente del IMD, Jean-François Manzoni, cómo ser sincero le ayudó a ganarse la confianza...
Cuando Mostafa Terrab se puso al frente del grupo marroquí OCP en 2006, mantuvo una conversación sincera con un minero que le dijo que el mayor activo de la organización no era -como le decía su equipo directivo- su acceso exclusivo al 70% de las reservas mundiales de fosfato, sino su gente.
Recuerda Terrab que le dijo: “Señor director general, aquí tiene usted una elección, una elección básica: o les cree y vamos a la quiebra o entiende que nuestra verdadera riqueza es el capital humano”.
Anteriormente responsable de la reforma del sector de las telecomunicaciones en Marruecos, Terrab atribuye a esta conversación el mérito de haberle guiado durante los últimos 17 años, en los que ha transformado OCP, que pasó de ser un organismo gubernamental deficitario dedicado a la producción y venta de roca fosfórica, a convertirse en uno de los principales productores de fertilizantes a medida, con 23.000 empleados e ingresos 11.000 millones de dólares.
La clave de este éxito ha sido conectar esas valiosas reservas de fosfato con un objetivo más amplio -mantener la salud del suelo para que el planeta pueda seguir alimentando a su creciente población- y capacitar a la gente de OCP para que innove y pueda alcanzar ese objetivo.
Fundada en 1920 con una sola mina, las operaciones de OCP abarcan actualmente toda la cadena de valor, desde minería y fabricación, hasta servicios personalizados para agricultores, educación y desarrollo comunitario.
Cuando Terrab tomó las riendas, OCP sufría una hemorragia de dinero y su balance era negativo. Bajo su dirección, OCP se transformó en una sociedad anónima en la que el Estado poseía el 95% de las acciones. El cambio de estructura permitió a OCP acceder a los mercados internacionales de deuda con una emisión de bonos para financiar un plan de 8.000 millones de dólares destinado a invertir en la producción de fertilizantes de mayor margen.
“La gestión de la transición fue difícil, pero considero que tuvimos suerte de contar con una casa en llamas porque eso nos permitió, no sólo convencer, sino realmente entusiasmar a la empresa para el proceso de cambio”, dijo Terrab.
Calificar los retos de “suerte” es algo que Terrab hace a lo largo de la conversación, subrayando su creencia en mantener una actitud optimista y positiva como líder.
Su primer paso como director general fue entusiasmar a las personas en torno a un objetivo mayor. “El fosfato desempeña un papel especial en la salud del suelo: es la vitamina de la raíz de la planta”, afirma. “Aportamos vida al suelo paraque, a cambio, el suelo pueda alimentarnos”.
Si la gente cree que eres sincero, si has conseguido convencerles de que lo eres -en árabe lo llamamos niya, que significa sinceridad de intención-, entonces la confianza es una consecuencia de ello
El propósito actúa como una “estrella polar” que guía la forma de pensar y actuar de los empleados, añadió. Una vez establecido esto, Terrab pudo eliminar capas de burocracia y liberar a la personas para que asumiera riesgos.
En 2016, OCP puso en marcha una audaz iniciativa denominada “El Movimiento”, cuyo objetivo era descentralizar la organización y animar a los empleados a innovar trabajando en un tema de su elección, siempre que aportara valor al grupo. Se trataba de un paso radical en la cultura empresarial de Marruecos, tradicionalmente jerárquica, y hubo cierta resistencia por parte de directivos escépticos que pensaban que desataría el caos. Pero no fue así.
El abandono de un estilo de gestión de mando y control también reflejó el cambio en la plantilla de OCP. Durante los cinco primeros años de mandato de Terrab, 10.000 empleados alcanzaron la edad de jubilación y la edad media en OCP bajó de 47 a 35 años. Terrab, que pensaba que esta forma de trabajar basada en la autonomía atraería sobre todo a los empleados más jóvenes de la sede central, se sorprendió cuando el movimiento se extendió a los centros de producción, donde muchos obreros presentaron excelentes ideas para mejorar la productividad y la seguridad.
Otro pilar clave fue la educación, animando al personal a aprender durante toda la vida y a desarrollar sus conocimientos a lo largo de su carrera. OCP fundó incluso la Universidad Politécnica Mohammed VI para apoyar la I+D. “Nos gusta pensar que estamos incubando una universidad que a su vez incubará la nueva OCP”, afirmó Terrab.
Reflexionando sobre cómo consiguió que sus empleados le acompañaran durante la transformación, Terrab subraya la importancia de uno de los valores fundamentales de OCP: la sinceridad de intenciones. “Si la gente cree que eres sincero, si has conseguido convencerles de que lo eres -en árabe lo llamamos niya, que significa sinceridad de intención-, entonces la confianza es una consecuencia de ello”.
Terrab puso en práctica esta sinceridad de intenciones durante su segunda visita a una mina, cuando los trabajadores se le acercaron una noche a las 22 h y le pidieron que bajara con ellos al pozo minero. “Se trataba de una antigua mina subterránea que ya no funcionaba, pero que habían mantenido abierta con un fin concreto: llevar al nuevo director general al interior de la mina”, recuerda. Terrab accedió, y cuando más tarde volvieron a la superficie, le dijeron: “Ahora sabemos que podemos confiar en ti”.
Cuando estás en esta fase de descubrimiento constante, eso es lo que me hace seguir adelante. Para mí, no es el mismo trabajo. Lo que hago hoy es muy diferente de lo que hacía hace cuatro años
Cuando preguntó por qué, se rieron y le dijeron que algunos de sus predecesores se habían negado a ir. “Y creo que fue un momento clave en términos de confianza”, dijo. “Estos colegas tienen una forma de poner a prueba la sinceridad y la confianza, por lo que fue también otro momento clave para construir esa alquimia”.
Más tarde, durante la crisis financiera de 2008, Terrab se enfrentó a un signo tangible de esta confianza. El mercado del fosfato se había hundido y, al carecer de espacio para almacenar existencias, OCP decidió que tendría que cerrar parte de su producción. Cuando habló con los gerentes de las minas, le dijeron que los trabajadores irían a la huelga si hacían eso. Entonces habló con uno de los trabajadores, que le dijo que confiarían en él si Terrab creía que estratégicamente era lo correcto.
“¿Te imaginas la fuerza que te puede dar gente así en cuanto a la confianza que depositan en ti y que tú puedes depositar en ellos?”, dijo.
Una vez completada la primera fase de la transformación de OCP, Terrab ha centrado ahora su atención en acelerar la reducción de la huella medioambiental de la empresa. OCP ha anunciado planes para invertir 13.000 millones de dólares en energías renovables e hidrógeno verde con el objetivo de ser neutra en carbono en 2040.
Terrab también considera que OCP desempeña un papel en la seguridad alimentaria mundial. “Sin fertilizantes, sólo podríamos alimentar a la mitad de la población mundial”, afirma. La tierra cultivable per cápita disminuye en todo el mundo debido al crecimiento demográfico, y Terrab señala que el 60% de la tierra cultivable no utilizada del mundo se encuentra en África. “Tenemos que encontrar la manera de que África contribuya positivamente a la seguridad alimentaria mundial. Mientras tanto, nosotros también tenemos que contribuir a la seguridad alimentaria de África”.
OCP utiliza algoritmos de aprendizaje automático para producir fertilizantes que se adapten a las condiciones de los cultivos y a las necesidades individuales de los agricultores. Esto significa que su producción es más barata y no daña el medio ambiente, ya que los nutrientes son totalmente absorbidos por el suelo y las plantas y no llegan a las capas freáticas.
Terrab describe el suelo como “el activo más infravalorado del planeta”, que podría ser una nueva arma en la lucha contra el cambio climático si las prácticas agrícolas se vuelven más regenerativas. “Tenemos estimaciones de que el suelo, si se trata correctamente, puede absorber el doble de la cantidad [de CO2] que emitimos ¡cada año en el planeta!”.
Después de 17 años al timón, está claro que Terrab sigue igual de entusiasmado con el futuro de OCP.
“Estar en esta fase de descubrimiento constante es lo que me hace seguir adelante”, dijo. “Para mí, no es el mismo trabajo. Lo que hago hoy es muy distinto de lo que hacía hace cuatro años. Y la satisfacción viene de ver a los compañeros crecer y tener esa chispa en los ojos que puedes ver aquí y allá. Es un combustible increíble para la vida”.
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